Las viviendas de corta estancia, muchas de ellas alquiladas a través de aplicaciones, se han vuelto un problema por las medidas laxas que hay para las mismas.
Las casas y apartamentos que transformaron su modalidad de renta de tradicional a corta estancia se han vuelto un dolor de cabeza para la ciudad ante la informalidad que los ronda y los pocos controles, situación que está siendo aprovechada, principalmente por extranjeros, para irrespetar la ley. En Medellín hay 1.700 de estos hospedajes informales y la Alcaldía de Medellín anuncia controles, en medio del cruce de opiniones entre los gremios hoteleros y de la construcción.
En las comunas 11 (Laureles-Estadio) y 14 (El Poblado) abundan las promociones de estas propiedades, con las cuales se busca aumentar la oferta para la creciente cantidad de turistas extranjeros que llegan a la ciudad, en muchos casos, a través de aplicaciones para estos servicios y sin las estrictas exigencias que tienen los hoteles.
Sandra Restrepo, directora de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), explicó que “tenemos una gran problemática y es que para que se puedan prestar servicio con viviendas lo único que se está solicitando con las aplicaciones es que tengan el Registro Nacional del Turismo, que muchas veces se puede sacar por Internet, sin que se pueda evaluar si estas propiedades cumplen con los requisitos para funcionar como viviendas turísticas