El mosaico gigante ubicado en Miraflores arrastra un serio deterioro, pero todavía es posible recuperarlo..
Hay una anécdota que ilustra a la perfección el impacto del mural ubicado en la estación Miraflores del tranvía de Ayacucho. Recién terminado, las vecinas del sector se paraban frente al enorme mosaico y aseguraban, totalmente convencidas, que eran ellas las que estaban ahí retratadas. Y los hombres decían que esas imágenes eran iguales a varios recuerdos que tenían desde niños o a fotos que habían visto en algún viejo álbum familiar.
El mural se llama “Buenos Aires-Miraflores”, es un mosaico de 80 metros cuadrados realizado en cabeza del maestro Fredy Serna en conjunto con un grupo de artistas y cuenta la historia del transporte en Medellín, desde que el tranvía era movido por mulas a comienzos del siglo XX, hasta la aparición de los metrocables.
La monumental pieza, única en la ciudad, fue la semilla de un posterior proyecto llamado “Ayacucho te quiero mucho” que quiso convertir 4,5 kilómetros de corredor del tranvía en una galería al aire libre con 3.000 m2 de grafitis, murales, esculturas y fotografías de cerca de 30 artistas.
Esta iniciativa se integró al Proyecto Urbano Integral con el que el Metro quiso liderar una transformación social, urbanística y cultural. Sin embargo, hoy la obra del maestro Serna, que fue símbolo de la transformación de Ayacucho, arrastra un deterioro que tiene a los vecinos tristes.
El mosaico fue elaborado sobre un muro de contención. Desde el principio estuvo expuesto a la filtración de aguas residuales de una urbanización y aunque el año pasado hubo intervenciones para abrir nuevos canales y mitigar los daños, hoy el deterioro avanza. Hay quienes dicen que parece no tener salvación.